Poco después del terremoto que sacudió la región de Abruzzo, en el centro de Italia, un científico italiano aseguró que sus advertencias sobre un posible terremoto en la región fueron acalladas por las autoridades de ese país.
El gobierno, por su parte, desestimó estas acusaciones. Pero más allá de las discrepancias entre este experto y el gobierno, lo cierto es que el terremoto que afectó principalmente la ciudad de L'Aquila pone de relieve las dificultades que enfrentan los investigadores a la hora de anticipar un temblor importante.
Los geólogos tienen un amplio conocimiento sobre la forma en que se mueven las placas tectónicas y pueden hacer predicciones sobre la posibilidad de que se produzca un terremoto basándose en un cuidadoso análisis de datos históricos y de las mediciones de presión y estrés que se están almacenando en una región determinada.
Pero estas advertencias son demasiado generales para ayudar a la gente en un terremoto como el ocurrido en Italia.
Una de las maneras más efectivas que los científicos tienen para predecir un terremoto es registrar las ondas primarias no destructivas que se inician y se esparcen antes de que lleguen las más destructivas ondas secundarias.
Pero, en el mejor caso, esta advertencia llega unos 30 segundos antes de que se produzca el movimiento telúrico, un tiempo insuficiente para colocar a la población a salvo.
Escépticos
Algunos científicos están trabajando en otros métodos para predecir un sismo, como analizar los gases en la atmósfera antes de un terremoto o los cambios que se detectan en los campos magnéticos o eléctricos.
Sin embargo, hasta el momento, ninguno de estos métodos ha sido validado.
Muchos científicos creen que eventualmente se encontrará un método confiable.
El profesor Bob Holdsworth, es el fundador y el director del Grupo de Investigación de la Reactivación, una organización británica que está estudiando los terremotos en Italia.
Él cree que su sistema -que consiste en escanear las fallas geológicas con rayos láser- podría contribuir a detectar posibles temblores.
No sucede al azar, hay un patrón, el problema, por supuesto, es descifrarlo y entonces predecir cuándo tendrá lugar el próximo sismo. Y es muy difícil y nunca podremos saberlo con certeza
Bob Holdsworth, Grupo de Investigación de la Reactivación
"No sucede al azar, hay un patrón, el problema, por supuesto, es descifrarlo y entonces predecir cuándo tendrá lugar el próximo sismo. Y es muy difícil y nunca podremos saberlo con certeza", afirmó el experto.
Y añadió "lo que tal vez podamos hacer es identificar áreas de mayor y otras de menor riesgo".
Pero algunos investigadores se mostraron escépticos ante la posibilidad de predecir terremotos de esta manera ya que según ellos, no hay una diferencia visible entre los signos que llevan más tarde a un terremoto devastador y aquellos que no.
Los escépticos recuerdan el caso de Japón, uno de los países con uno de los sistemas más avanzados en detección de sismos, sorprendida por el terremoto de Kobe en 1995.
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