Pruebas del caso Roswell

En 1947 la supuesta aparición de ovnis y extraterrestres en Roswell, Nuevo México, despertó una nube de misterios y contradicciones. Hoy, 64 años después, el FBI desclasifica más de dos mil documentos secretos, entre ellos una carta que revela el hallazgo de tres platillos voladores, tripulados por humanoides de 90 centímetros, que cayeron en dicho sector de Estados Unidos. Aquí la historia.

Pruebas del caso Roswell


Por Karen Espejo- Diario La República

“Un investigador de la Fuerza Aérea sostuvo que tres de los llamados platillos voladores  fueron recuperados en Nuevo México.

Fueron descritos como objetos de forma circular y con puntas en el centro, de unos 15 metros de diámetro. Cada uno estaba ocupado por tres cuerpos de forma humana, pero solo de 90 centímetros de alto, vestidos con  trajes metálicos de una textura muy fina. Cada cuerpo estaba cubierto de modo similar a los trajes usados por los aviadores de alta velocidad y los pilotos de prueba. De acuerdo con el informante, los platillos fueron hallados en Nuevo México, debido a que el Gobierno disponía de radares de alta potencia en el área y se cree que esos dispositivos causaron un mal funcionamiento en los platillos”.


El memorándum oficial, enviado por un agente llamado “Guy Hottel” al entonces director del FBI, el 22 de marzo de 1950, es contundente. Sí hallaron ovnis tripulados por extraterrestres en Nuevo México, al suroeste de Estados Unidos. La semana pasada, el FBI decidió hacer públicos dos mil documentos secretos en su web The Vault (El Cofre), entre ellos cartas sobre los difusos hechos del caso Roswell. Después de más de 60 años de evidencias desaparecidas y negaciones por parte del Ejército, la verdad de aquel suceso comienza a ver la luz.

El 2 de julio de 1947, Mac Brazel, capataz del rancho Foster (a 120 kilómetros de la ciudad de Roswell, Nuevo México), oyó una explosión inusual durante la noche, en plena tormenta eléctrica. A la mañana siguiente, cuando salió a cabalgar al campo, descubrió una gran cantidad de escombros a lo largo de un kilómetro.

Eran fragmentos metálicos, luminosos, livianos como el papel, pero tan fuertes que resultaba imposible quemarlos o romperlos. Algunos trozos, incluso, llevaban grabados números extraños y jeroglíficos de color azul en la parte interior. Brazel jamás había visto algo parecido. Entonces decidió recoger algunas piezas y llevarlas al alguacil del pueblo, quien notificó a la Base Aérea de Roswell.

Uno estaba vivo

Al lugar llegaron el mayor Jesse Marcel y un oficial de contraespionaje para confirmar el hecho. Explorando el área, entre los restos habrían hallado pequeños cuerpos de forma humana, con cráneos grandes y ojos abultados. Otras versiones aseguran que estos humanoides pertenecerían a un segundo choque de ovnis en la planicie San Agustín, a 241 kilómetros del rancho Foster.

Incluso se dice que uno de los alienígenas habría estado con vida. Lo cierto es que hoy, a través del documento desclasificado del FBI, sabemos que efectivamente los militares hallaron tres extraterrestres en algún punto de Nuevo México.

En ese entonces, la prensa de Roswell no tardó en asediar a los testigos de la ciudad, empujando a la Fuerza Aérea Estadounidense a admitir lo ocurrido. “El Ejército captura platillo volador en una hacienda de Roswell”, publicaron los diarios el 8 de julio de 1947. La noticia dio la vuelta al mundo y conmocionó a ciudades enteras que confiaban en un universo habitado solo por humanos.

Ocultando los restos

Sin embargo, el 9 de julio del mismo año, Roger Ramey, jefe de la base militar de Fort Worth (Texas), desmintió el hallazgo, argumentando que se trataba de globos meteorológicos hechos de aluminio y madera. Estos sencillos materiales fueron expuestos ante los periodistas y la noticia perdió interés rápidamente. El Ejército, por su parte, se encargaría de borrar las pruebas y amenazar a los testigos.

La historia quedó enterrada durante tres décadas, hasta que en 1978 el físico Stanton Friedman y el ufólogo William Moore reabrieron la investigación. A lo largo de ocho años los investigadores entrevistaron a 92 personas vinculadas y publicaron seis artículos relacionados con los acontecimientos. Friedman, incluso, perennizó el testimonio de Jesse Marcel en su libro Crash at Corona: “Los restos estaban esparcidos por una superficie inmensa. Eran de algo que explotó mientras volaba a gran velocidad. Mi opinión como entendido en aviación es que aquello no era un globo meteorológico, un avión, ni un misil”, reveló el militar.

Las indagaciones de Friedman y Moore dieron también con Glenn Dennis, antiguo empleado de la Funeraria Ballars, que prestaba sus servicios a la Base Aérea de Roswell. El trabajador contó que un militar del Ejército lo interrogó por esas fechas sobre la disponibilidad de ataúdes del tamaño más pequeño posible y sobre recomendaciones para manipular cadáveres expuestos a la intemperie durante días. Dennis también dijo conocer a una enfermera de la Base, que vio a los militares examinando cuerpos de piel grisácea, cabezas grandes y hendiduras en lugar de nariz, orejas y boca.

Alguno de ustedes, lectores, recordará seguramente fragmentos del video de una autopsia a los supuestos extraterrestres caídos en Roswell. La cinta, según se dijo, fue sustraída por un camarógrafo militar y distribuida en 1995 por la compañía Merlin Productions, del inglés Ray Santilli, a cambio de cuantiosas sumas de dinero. En más de 30 países, todos quedaron absortos con las imágenes de un alienígena echado sobre una camilla, que era expuesto a diversos cortes en la piel para examinar sus tejidos internos. Nunca hubo suficientes pruebas para aceptar o negar la filmación. Sin embargo, en el 2006, el propio Santilli admitió que la película no era totalmente auténtica. Declaró que se trataba de una reconstrucción de imágenes basada en la grabación de la autopsia verdadera que él vio, a la que se habían integrado tomas reales. Sea como haya ocurrido, el FBI ya confirmó la primera parte de esta historia, así como decenas de avistamientos de ovnis. La fuente misma de la información la encuentra aquí: http://vault.fbi.gov/. Léalo usted mismo y juzgue si vale seguir negando que estamos solos en este universo.

Festival ovni en roswell

La llegada de ovnis a Roswell trajo consigo una racha de turismo. Los primeros días de julio, como cada año año desde 1996, se celebra el Festival Ovni. Disfrazados y pintados de alienígenas, más de 50 mil aficionados desfilan por las calles y organizan fiestas, en honor a los sucesos de 1947. Millones de visitantes también arriban al Museo y Centro de Investigación de los Ovnis, que desde 1992 ofrece información sobre el Caso Roswell, libros de ufología y fotos de círculos en campos de cultivos hechos por platillos voladores. El museo recauda 35 millones de dólares anuales.
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