El próximo miércoles 8 de octubre del 2014 la luna volverá a tener un color rojizo después de que se produzca un eclipse lunar similar al de abril de este año.
Será la segunda en una secuencia de cuatro; llamada una tétrada, que ocurre en intervalos de aproximadamente seis meses. La próxima aparecerá el 4 de abril de 2015 y la última el 28 de septiembre de 2015. Según la NASA, hay aproximadamente dos eclipses lunares al año.
Algunos de estos; eclipses de penumbra, son tan sutiles, que son vagamente visibles y pasan desapercibidos. Otros eclipses solo proyectan una sombra parcial en la luna pero no prestan nada de ese color de luna de sangre que solo los eclipses totales hacen.
Y se presentan, en promedio, menos de una vez al año. El tono brillante viene desde los bordes del Sol que salen a escondidas de la periferia de la Tierra a través de su atmósfera en un atardecer global que brilla en la Luna, que tiene que estar en la posición correcta para atrapar esos rayos. Los eclipses lunares; de penumbra, parciales o totales, ocurren al azar, dice la NASA.
Tener cuatro eclipses totales consecutivos es como sacar un póker lunar raro de cuatro. "Lo más único de la tétrada 2014-2015 es que todos son visibles desde todo Estados Unidos o desde partes de este”, dijo el experto en eclipses de la NASA, Fred Espenak. Por ejemplo, las personas en Europa, África y Medio Oriente, no podrán ver la luna de sangre del próximo miércoles.
En el siglo XXI, habrá muchas tétradas, pero si echa un vistazo a los siglos anteriores encontrará el fenómeno opuesto, dice la NASA. Antes de finales del siglo XX, hubo un periodo de 300 años en el que no hubo ninguna, dice Espenak. Cero. Eso significaría que ni Sir Isaac Newton, Mozart, la reina Ana, George Washington, Napoleón, Abraham Lincoln ni sus contemporáneos tuvieron la oportunidad de ver una secuencia así.
Lo místico
Es común tener supersticiones sobre las lunas de sangre, al citar su concurrencia con las festividades religiosas judías. La primera de esta tétrada fue durante la Pascua; la actual cae en una festividad menos conocida llamada Sukkot, cuatro días después de Yom Kippur.
Pero esa no es razón para enloquecer por coincidencias cósmicas; porque no hay ninguna. El calendario judío es un antiguo calendario lunar, y las fechas sagradas son establecidas, a propósito, según las fases de la Luna. Son las mismas predecibles que facilitan a los astrónomos modernos calcular exactamente las lunas de sangre.
Fuente: ElComercio.com
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